La denuncia por violencia de género presentada por religiosas de las Carmelitas Descalzas, alcanza no sólo al arzobispo de Salta Mario Antonio Cargnello, sino también al obispo Martín de Elizalde y al vicario de la Catedral Basílica, Lucio Ajalla.
La acusación contra los religiosos, data de dos años atrás, y aunque hubo actuaciones de la justicia canónica, desde la Iglesia se intentó ocultarla, y recién ahora intervino la justicia ordinaria. Ayer la misa de Jueves Santo en la que se realiza la tradicional ceremonia del lavado de pies, fue encabezada por Elizalde, también denunciado, en lugar del arzobispo.
En tanto desde el juzgado interviniente se ordenó una restricción perimetral para los religiosos y dispuso la custodia policial del convento San Bernardo en pleno centro de la capital salteña.
La agresión contra una religiosa de ese convento de clausura, habría tenido lugar en ocasión del velatorio de la priora María de los Ángeles en 2020. En ocasión de esa ceremonia fúnebre el arzobispo Cargnello, se molestó por la presencia de una imagen de la Virgen del Cerro e iracundo, atacó físicamente a una monja. Ese ataque habría quedado registrado por el celular de otra religiosa.
El origen de la disputa entre la congregación de las carmelitas y la Iglesia local, sería la Virgen del Cerro, que nunca fue reconocida oficialmente por la Iglesia. "La que supuestamente tuvo primero las visiones de la Virgen es una monja de las Carmelitas, María Livia era del grupo de oración", indicó una ex religiosa al Diario El Tribuno.
La denuncia por la agresión ya se había realizado dos años atrás, en el ámbito de la justicia eclesiástica y el Vaticano ya la conocía puesto que en octubre pasado envió un delegado para investigarla. Pero la Iglesia no dio intervención a la justicia ordinaria, privando de garantías a las monjas denunciantes, ya que los organismos del Estado provincial que deberían asistir y asesorar a las denunciantes de violencia de género no tuvieron acceso a la presentación original.