La imposición de la cultura española con el apoyo de la iglesia católica, con el objetivo de ''evangelizar'' a todos los indígenas, fué parte de la historia latinoamericana. Entre los cambios impuestos, se a todos aquellos indígenas con apellidos Quechuas difíciles de pronunciar a cambiarlos a una traducción en español.
Para los indígenas, no existía el apellido como tal. Eran nombres con los que se identificaban, y muchos de ellos tenían que ver con mitología de la época o valores y habilidades adquiridos, tales como la valentía o la fuerza.
En relación a esto, el sacerdote Jorge Lira, escribió en la revista Tradición sobre ''Los apellidos indígenas'', donde detalla más al respecto y hace una lista de los nombres/apellidos modificados. La lista es la siguiente:
Kkallo a Lengua.
Wassi a Casas.
Willka a Santos.
Punku a Puerta.
Aukka a Guerra.
Killa a Luna.
Tikka a Flores o De la Flor.
Mayu a Ríos.
Wayllas a Prado o Del Prado.
Kkocha a Laguna.
Taphya a Tapia.
Ch’akun a Chacón.
Haramillu a Jaramillo.
Kiruka a Quiroga.
Kamachu a Camacho.
Kkollantis a Collantes.
Kkalle a Calle.
Muntuya a Montoya.
Missa a Meza.
Mat’u a Matto.
Yahuar a Yabar.
Pachicu a Pacheco.
Siwayllus a Zevallos o Ceballos.
Tamayu a Tamayo.
Uchuwa a Ochoa.
Xespe a Quispe.
Estos son sólo algunos de todos los que se encuentran en la lista, pero quizá de los más reconocidos en nuestra zona. Identificar y reconocer nuestro pasado, nos hace conscientes de la historia y los procesos sociales que vivió nuestra sociedad para llegar a donde estamos. Esto, es parte de la aceptación de las raices indígenas que poseemos muchos de nosotros.