“Colabore con los manteros. Los manteros en lucha” apela a la multitud que camina en la noche de la Avenida San Martín, una mujer desde un altavoz.
La calle está repleta de peatones que circulan en uno y otro sentido, inusualmente libre de autos porque los manteros tomaron ese espacio para poder trabajar, ya que la Municipalidad resolvió expulsarlos de las calles peatonales del microcentro donde desde hace años instalan sus mantas.
Sombreros, calzoncillos, bombachas, corpiños, medias, corta uñas, pilas, anteojos, esmaltes, vinchas y chuletas para el pelo, variedad de bijouterie y una infinidad de productos yacen sobre las mantas en medio de la San Martín a la espera de que un pasante las compre y genere ese mínimo ingreso que permita comer a una familia por otro día.
Se acerca el día de la madre y los vendedores callejeros saben que es la oportunidad para vender un poquito más y seguir subsistiendo como lo hicieron siempre, como pueden.
La crisis por el uso del espacio público que desató el asesinato de Nahuel Vilte en el Parque San Martín víctima de un entramado mafioso que controlaba el acceso a los puestos -en el que también participaban funcionarios municipales- aún no encuentra una solución.
La propuesta de darles un lugar a los manteros en un reducido ámbito de dos cuadras del Parque junto a los puesteros, no fue bien recibida por ninguno de los dos grupos, ya que además de hacinarlos, les quita clientela y no resuelve el principal problema que enfrentan: la falta de trabajo y la necesidad de hacer el mango día a día para poder comer. Y como queda en evidencia, sacarlos de las peatonales no es una alternativa que los laburantes callejeros contemplen.
Consultada por un cronista de Periodismo Joven, una vendedora instalada con su manta en medio de la avenida explica los motivos que los llevaron a cortar el tránsito.
Estamos pidiendo una solución porque nosotros queremos trabajar en la noche (horario en el que más venden) Porque tenemos hambre, tenemos necesidades, tenemos mucha gente grande acá, mujeres con niños.
Gente que cobra lo de los chicos (por la Asignación Universal) pero no les alcanza. Nosotros queremos trabajo. Aquí hay gente joven que tiene estudios, ellos también están acá. Y yo con 52 años pago mi alquiler, pago todo.
Acerca del papel de la Intendenta en este conflicto por el uso del espacio público, respondió sin rodeos.
La Bettina está arriba, ha nacido arriba, ha nacido con plata, ella no sabe que es el hambre. Nosotros sí sabemos lo que es el hambre. A veces no tenemos para comer, no tenemos para darle a los chicos.
¿Qué tenemos que hacer? Venimos con sol, con lluvia. Igual estamos acá. Desde que tengo de razón laburo en la calle. Así mandé a mis hijas a estudiar. Ahí anda mi hija con su título –señala a los alrededores- vendiendo igual que yo, porque no consigue trabajo.
Sobre una de las propuestas de reubicación que hizo la intendencia, para localizarlos en subsuelos del Mercado San Miguel, su negativa fue rotunda
Adonde hay ratas y cuando se lleve se inunda todo, ahí nos quiere mandar y no es justo. Vamos a seguir hasta el último. Nosotros queremos estar a la noche, porque no perjudicamos a ningún comerciante, los comercios están cerrados. Nosotros queremos tirar nuestras lonas cuando cierran todos los negocios.
En medio de un mar de personas que caminan por la San Martín y buscan la forma de regresar a sus domicilios, indagando alternativas a las habituales paradas de colectivos, otra vendedora, entre pitadas a un cigarrillo, relata la pelea de pobres entre pobres.
Estábamos dialogando con el municipio, ellos nos ofrecieron el Parque San Martín pero tuvimos problemas con los puesteros que trabajan ahí no nos dejaron instalarnos. Nosotros somos manteros, lo que vendemos es para comer. No tenemos mucha mercadería como para pagarnos un local y ellos –por la municipalidad- quieren mandarnos a un local privado.
Nosotros queremos pagar impuestos, queremos organizarnos , queremos un puestito. No queremos el horario comercial, queremos trabajar fuera de ese horario, no queremos perjudicar a nadie. Trabajamos hace 15 años porque todos nos conocemos y de un día para el otro, por lo que sucedió en el parque tomaron la decisión de sacarnos.
Todos necesitamos trabajar para poder vivir, para poder comer. Y hace dos días que no trabajamos. Afligida, la señora da otra pitada como para relajarse y sacarse el frío primaveral de la noche salteña
Mientras tanto los peatones siguen yendo y viniendo por la arteria interrumpida, buscando algún medio de transporte que los ayude a llegar a su destino. Una señora con su hija se descarga ante el periodista:
Ya estamos cansados de todo esto, lo tiene que solucionar de una sola vez la intendenta, ya que hemos votado por ella porque pensábamos que iba a ser mejor y está todo para peor. Nos sentimos defraudados por ella.