Un sereto a voces que muchos conocen y otros tantos no se atreven, y es que con la situación socio económica frágil que atraviesa el país, muchos salteños y salteñas terminan cediendo a una alternativa ilegal para poder paliar los efectos de una economía inestable. Tal es el caso, de estos ''prestamistas colombianos''.
Las últimas horas se viralizó el caso de María Gomez, una docente salteña que tuvo que recurrir a estos métodos para contar con un monto de dinero de forma rápida y así lidiar con una situación personal. Confiesa que fue estafada por uno de estos ''prestamistas colombianos'', y que quisieron cobrarle un 1000% de intereses.
Cuando hay necesidad, no siempre nace un derecho, y hay personas que se aprovechan de la vulnerabilidad en la que se encuentran los otros. En este caso personalmente, para poder paliar los costos de una cirugía, la docente salteña acudió a uno de estos usureros donde recibió $150 mil y al transcurrir unos meses, cancelando el préstamo, recibió hostigmiento y persecusión para pagar $ 1 millón 800 mil en intereses.
Debido al acoso y miedo que recibió por parte de este ladrón, lo denunció y advirtió a la población en general y tomó la decisión de difundir su caso en los medios de comunicación para dicho fin. Según comunicó en El Tribuno, el caso se dió de la siguiente manera:
"En el mes de mayo tuve una necesidad económica extrema, estaba pasando por una situación muy delicada y tuve que buscar a ver quién me hacía un préstamo, porque el banco no me lo facilitaba. Le pedí la suma de 150.000 pesos y me los otorgó en el acto", aseguró.
Luego comentó que estas personas se manejan sin ningún tipo de papeles ni firmas de por medio. Sólo tienen una ficha donde registran el pago de las cuotas: “En mi caso yo lo hice por un mes, y al mes siguiente tenía que devolver el doble: 300 mil pesos, es decir el cien por ciento. Y la verdad es que acepté esas condiciones porque no me quedaba otra".
De esta manera, sumó que "cuando voy a querer pagar al mes siguiente, justo me surge otro inconveniente por la salud de mi padre y no podía pagar el préstamo, entonces le dije si le podía dar en ese momento los 150.000 pesos y que a los días le cancelaba el saldo siguiente, los otros 150 mil, y me contestó que no, que tenía que cancelar. Pasaron un par de meses y, casi de milagro, le pude pagar 90 mil pesos y 400 dólares, que en ese momento, eran 200 mil pesos, y al cabo de unos días conseguí y les di 200 dólares más, o sea 100 mil pesos. En total, incluyendo los supuestos intereses, ya le había pagado con mucho sacrificio casi 400 mil pesos, sin embargo hace una semana me exigió el pago de 1.800.000 pesos".
Aunque no tuvo amenazas de muerte, la persecusión y el hostigamiento para la entrega del dinero se hicieron cada vez más recurrentes, persiguiéndola hasta en la salida de su casa y acosándola con mensajes diarios; situación por la cual procedió a la denuncia y a la solícita de difundir el caso en los medios de comunicación, para evitar que más gente caiga en esta situación por mera necesidad.