Más de 850 mil peregrinos llegaron de todos los pueblos para congregarse en esta festividad, que significa un momento culmine del poder eclesiástico dónde muestra el dominio que sigue teniendo sobre el pueblo salteño.
Sin importar que sobre esta institución religiosa, pese denuncias por violaciones a niñes y violencia hacia monjas, los crímenes de odio siguen siendo invisibilizados en los medios locales, por los gobernantes de turno y una "justicia" de blancos.
Por eso mismo, con pancarta en mano autoconvocados salieron a las calles a pronunciarse y denunciar las violaciones a niñas y mujeres indígenas. Además, la complicidad de la Iglesia Católica en esta problematica.
En lo que va del año se vio llegar a comunidades indígenas a la capital para denunciar violaciones a mujeres y niñas indígenas, usurpación de territorios, la necesidad de trabajo, por los derechos de las maestras bilingues para no perder el idioma ancestral, centros de salud en las comunidades, entre otros reclamos pero, todas sin ninguna respuesta por parte de las instituciones del estado y de una iglesia católica cómplice de más 500 años del genocidio.
Fuente Comunicacion con identidad