Este 17 de Octubre es un día especial, porque se conmemora el Día de la Madre y para muchos argentinas y argentinos de filiación peronista se celebra el Día de la Lealtad. El aniversario de la fecha en que miles de humildes tomaron la ciudad de Buenos Aires para liberar a quien era su referente Juan Domingo Perón.
Con una pretensión mucho mas terrenal, ayer manteras y manteros tomaron la Avenida San Martín para poder llevar sustento a sus familias fueron brutalmente desalojadas sin espacio para una negociación que permita la coexistencia entre ciudadanos que necesitan trabajar.
¿Y el peronismo salteño donde está?
En la provincia este domingo tiene un gusto amargo, la brutal represión ejercida por la policía, bajo la conducción del gobierno de Gustavo Sáenz y a instancias de la municipalidad capitalina a cargo de Bettina Romero, que bajo el pretexto de liberar los espacios públicos, desalojó violentamente a manteras y manteros. Un domingo en el que 15 mujeres, entre ellas dos menores de edad permanecen detenidas y 40 hombres con un menor, también.
Como movimiento que tiene entre sus banderas la justicia social, el peronismo no puede festejar el Día de la Lealtad ajeno a la dura realidad que atraviesan las y los salteños más vulnerables. Perseguidos, encarcelados y violentados por buscar una forma de ganar el sustento diario para sus familias comerciando en las calles de la capital.
Aunque desde las cúpulas partidarias se hayan formalizado acuerdos con el gobierno de Gustavo Sáenz, para proponer a la población candidatos con alguna chance electoral, el corazón de miles de militantes y simpatizantes peronistas indica hacia el mismo horizonte: el de acompañar a los más humildes para mejorar sus condiciones de vida. Sin ese norte, el peronismo se desnaturaliza y pierde sentido. Quizás ahí pueden encontrarse algunas explicaciones de los malos resultados obtenidos en las últimas elecciones.
Mensaje a Alberto Fernández de una trabajadora
Ayer mientras la policía desplegaba una verdadera cacería de trabajadores de la calle, especialmente manteras, una mujer víctima de esa violencia tuvo la claridad de dirigirse al presidente para pedirle su solidaridad con las y los humildes de Salta. Maira, una humilde vendedora de limones apeló a la solidaridad de Alberto Fernández.
Nosotros todo Salta, todos los laburantes de Salta nos dirigimos al presidente. Que ponga las manos en esta provincia, o que alguien se haga cargo de esta provincia que no tiene ningún referente que se haga cargo de nosotros.
No hay un gobierno que nos apoye. Hay un gobierno que nos quiere ver cagados, hay un gobierno que nos quiere ver en el piso, hay un gobierno que quiere que los pobres andemos como indigentes. No quieren una Salta que trabaje, no quieren una Salta que salga adelante, quieren una Salta fundida.
Al presidente Alberto Fernández le decimos todos los vendedores: ésta es la policía que tiene Bettina Romero, una persona que no está apta para el gobierno.
Luego la señora, en medio del llanto, descargó toda su bronca contra la intendenta y su familia, sumamente iracunda ante la violencia y la falta de soluciones para los humildes que necesitan trabajar.
Pedimos por favor a la gente que viene de afuera, de otras provincias que nos apoyen. Que sepan que los comerciantes de acá queremos trabajar, no queremos vivir de arriba, queremos vivir de nuestro trabajo.
La claridad de una sencilla mujer trabajadora es envidiable, en un contexto social sumamente crítico que no da espacios para posturas radicales ni autoritarias, que precisa de las y los políticos soluciones y no represión enviada desde la soberbia.
En el 17 de octubre la voz de esa mujer es una muy valiosa apelación al presidente para que recuerde que el peronismo fundó su historia en la política como arma para mejorar la calidad de vida de los humildes, y no sólo en los acuerdos con fines electorales de dudosos resultados que terminan diluyendo los principios mismos de ese movimiento.
.jpg)
.jpg)
.jpg)
