Luego de las elecciones PASO, se desataron una serie de cuestionamientos vinculados a las condiciones sociales, políticas y económicas que tendría nuestro país si un candidato del calibre de Milei saliera electo como presidente de la Nación. Entre los planteamientos problemáticos que realiza el candidato, dolarizar la economía sería una de las propuestas que tiene tirando a lo absurdo, para llevar un país. Pero la pregunta ahora, sería la siguiente ¿Qué consecuencias traería en los salarios de los trabajadores?
Dolarizar la economía, es uno de los ejes más discutidos entre las propuestas de Javier Milei. El planteo, radica como una ''solución increíble a todos los problemas de la economía local'', así como también, llega a considerarse uno de los argumentos más elegidos por los electores del libertario, ya que ''pasarían a cobrar en dólares''. Sin embargo, el desconocimiento sobre el verdadero impacto que esto traería en la economía de las y los argentinos, además que roza el desconocimiento, es preocupante.
Para empezar, el valor del dólar
“Lo esencial de la dolarización es la conversión inicial, es decir, a cuánto se va a ir el tipo de cambio al anunciarse la medida”, afirma el economista Federico Glustein y de forma automática, se vincula a una equiparación a un valor de dólar oficial, que suele ser alto y por lo tanto, los salarios descenderían de forma considerable.
Esto quiere decir que, si se espera un valor del dólar a $2.100; el salario mínimo pasaría a ser de 53 dólares. En cambio, si fuese a valor actual, sería de 186 dólares. Tal como indica el economista Martín Carro, la consecuencia implicaría “ingresos muy bajos porque el stoc de dólares que tiene hoy el Banco Central de la República Argentina es escaso y no producimos esa moneda”.
De esta manera, agrega que dolarizar con esta situación de escasez de dólares, está estrechamente relacionado a una conversión de un tipo muy elevado: “Es como que uno dijera empezamos a hacer todas las transacciones con diamantes. Argentina no tiene abundancia de diamantes y va a haber pocos para cada uno. No producimos los dólares y es un caso similar al de los diamantes”, agregó el especialista.
Con esto, queda más que claro que si nuestro país carecede moneda propia y no posee regulación cambiaria y comercial a nivel local, los trabajadores van a competir de manera directa con niveles de productividad de trabajadores de otro país, sin tener en cuenta, que los niveles de productividad en nuestro país está muy por debajo de la frontera internacional en muchos sectores. Si esto llegara a aplicarse, el salario en dólares tendría que ser en respuesta a dicha competitividad. Por lo pronto, tener una moneda propia ayuda a establecer un balance de estas diferencias sectoriales internacionales en base a dicha productividad.