A partir de las 0.00 horas del domingo 16 de abril, YPF al igual que otras empresas expendedoras aumentó el precio de los combustibles un 4% promedio, en consonancia con lo acordado con el Gobierno, en el marco del programa Precios Justos que fijó topes para los incrementos del sector.
Según explicó la empresa el ajuste “contribuye a compensar la variación del tipo de cambio oficial, las diferencias en los costos logísticos y de operación, el achicamiento de la brecha entre grados de combustible y el aumento de precios de biocombustibles”.
En la semana se habían reunido en el Palacio de Hacienda los referentes de YPF, Raizen (a cargo de las estaciones de servicio Shell), Axion (de la familia Bulgheroni) y Trafigura (Puma Energy), con la secretaria de Energía, Flavia Royón, y con su par de Comercio, Matías Tombolini. El sendero de precios, sin embargo, se había acordado previamente entre el ministro de Economía, Sergio Massa, y la líder del mercado, YPF, en la reunión que mantuvieron el martes.
Los precios de la nafta y el gasoil se seguirán desacoplando de la inflación, pese a que el presidente de YPF, Pablo González, había manifestado “No podemos estar muy atrasados del resto de los precios de la economía”.
En los últimos cuatro meses, mientras que los valores en surtidor aumentaron en torno al 4%, la inflación mensual fue 5,1% en diciembre, 6% en enero, 6,6% en febrero y las estimaciones privadas hablan de un 7% en marzo. Es decir, mientras que los precios de los combustibles aumentaron 17%, la inflación acumulada fue 27%.
La variación del valor de los combustibles también estuvo por debajo de la devaluación controlada que aplica el Banco Central (BCRA), en torno al 5,5%. Es por ello que el resto de las refinadoras piden aplicar un incremento de precios mayor, en torno al 6%.
En diciembre pasado se había incluido a la nafta y el gasoil en el programa Precios Justos, con aumentos pautados por cuatro meses: 4% en diciembre, enero y febrero, y 3,8% en marzo. En ese entonces, el ministro proyectaba que la inflación iba a desacelerar, y que en abril iba a ser de 3%.
Sin embargo, la sequía, la emisión monetaria y la falta de credibilidad impactaron de lleno en la variación de precios y las consultoras privadas estiman que el año tendrá un piso de 110% de inflación.