A solo 15 días de la condena que recibieron los ocho acusados por el crimen de Fernando Báez Sosa, Máximo Thomsen, señalado como el líder del grupo, llamó la atención de los guardiacárceles de la Alcaidía de Melchor Romero.
Si bien en los días previos al dictamen de la sentencias se conoció que Thomsen había pedido asistencia psicológica y que atravesaba un episodio de depresión. Pero en las últimas horas se conoció que su estado de salud mental se habría agravado y preocupó a su entorno familiar.
Thomsen se desmayó al escuchar la condena a perpetua
Según trascendió, Thomsen “había estado pegando patadas en el buzón”, más conocido como la celda en la que transita su condena perpetua. En ese sentido, el joven escribió una carta en la que reveló que siente “claustrofobia” y pidió disculpas.
Un informe médico reveló que el joven de Zárate presenta signos de depresión, además de una profunda angustia. Por lo pronto, el servicio penitenciario le habilitó la posibilidad de hablar con un pastor y le facilitó una biblia.