Un hecho de violencia sacudió este fin de semana al mundo del rugby cuando se acusó a tres jóvenes mayores de edad pertenecientes al Jokey Club como autores de una golpiza grupal a un joven de 17 años en una fiesta que se realizó en Campo Quijano.
Durante el evento la victima quien se encontraba bailando con una chica empezó a recibir insultos y amenazas por parte de los rugbiers y desencadenó en una golpiza que dejó en condiciones críticas al atacado.
El chico, que cursa el cuarto año del colegio secundario, lucha por reponerse de los golpes que recibió en la cabeza y distintas partes del cuerpo que le ocasionaron una conmoción cerebral entre muchos otros daños de distinta gravedad. Según contó el papá, su hijo "está internado, con una conmoción. Empezó con vómitos, dolores de cabeza y mareos, por lo que le hicieron una tomografía que muestra la conmoción".
El fiscal Gabriel Portal no pidió detenciones por ser delito leve, porque no hay peligro procesal y porque no fue en flagrancia. Sí pidió prohibición de acercamiento.
Según el relato del padre de la víctima, los responsables de la agresión en patota son “Juan Cruz Aranda, jugador del Jockey Club y de Los Pumitas; Tomás Russo, Tomás Colque y Carlos Martearena, hijo del presidente de la Unión de Rugby de Salta”
En las últimas horas, en diálogo con El Tribuno el padre de Tomás Russo, uno de los rugbiers denunciados, desmintió tajantemente los hechos y dijo que su hijo fue un “espectador pasivo” en una pelea entre dos personas. Estas dos personas son el chico que está internado y uno de los amigos de Russo.
“Es una enorme mentira que el chico haya sido patoteado, o que haya estado inconsciente. Fue una pelea entre dos personas como consecuencia de que este chico golpeó primero a uno de los amigos de mi hijo (Martearena) y le rompió la nariz”, aseguró el hombre.
Por su parte, Carlos Martiarena, Presidente de la Unión de Rugby de Salta y padre de uno de los involucrados, emitió un comunicado donde asegura “En relación con los hechos que trascendieron públicamente, en el que se pretende involucrar a mi hijo Carlos Martearena en un supuesto acto de violencia grupal, me veo en la obligación de efectuar la siguiente aclaración, para evitar que se continúe difundiendo una versión tergiversada y alejada de la realidad. Durante una fiesta, que tuvo lugar en la noche del sábado pasado, mi hijo tuvo una discusión con uno de los jóvenes que se encontraba en el lugar. En el marco de ese intercambio de palabras Carlos sufrió, de manera repentina, un golpe de puño en su rostro que le provocó la fractura del tabique nasal, con abundante pérdida de sangre, circunstancia que determinó la necesaria y urgente atención médica (debe ser intervenido para enderezar el tabique)”.